- Señala que “no podemos perder el 45% de la energía que produce la central de Cofrentes si el Gobierno la cierra en 2030 porque es fundamental para el desarrollo de nuestros sectores productivos»
- Destaca el objetivo del Consell de “producir la energía que necesitamos y no depender de los demás” y recuerda el impulso que se está dando a la solar, la eólica o el hidrógeno verde
- La desidia de los todos los gobiernos en una verdadera implantación de la energía verde 100% claves en la dependencia actual de Cofrentes
El president de la Generalitat, Carlos Mazón, ha querido hacer un llamamiento a la sociedad valenciana “para conjurarnos para que la energía nuclear siga siendo útil y contribuya al objetivo de la independencia energética de la Comunitat Valenciana”.
Así se ha pronunciado el jefe del Consell durante la entrega de los Premios Levante-EMV 2024, celebrada en el Palacio de Congresos de València y que ha congregado a empresas, instituciones y personalidades de la sociedad valenciana.
El president ha explicado que “si en 2030 el Gobierno cierra la central de Cofrentes perderemos el 45% de la energía de la Comunitat Valenciana”. “Una energía -ha continuado- que está acreditada como limpia y que no podemos perder porque es necesaria para nuestras empresas y sectores productivos, alcanzar la soberanía energética y no depender de los demás”.
Así, para el jefe del Consell “no podemos dejar escapar este tren que tiene que ver con la energía que necesitamos para seguir avanzando”. Asimismo, ha recordado la apuesta que está haciendo el Consell por las energías verdes como la eólica, la solar o el hidrogeno verde para que contribuyan a esta soberanía energética de la Comunitat Valenciana.
Mientras tanto sigue el debate abierto entre los defensores y los opositores a esta fuente de energía.
Desde el punto de vista de los defensores, se argumenta que la energía nuclear es una opción eficiente y constante para la generación de electricidad, que opera sin emitir gases de efecto invernadero. Este aspecto la posiciona como una alternativa viable para enfrentar el cambio climático. Adicionalmente, se destaca que las tecnologías contemporáneas han avanzado significativamente en términos de seguridad en las centrales nucleares, lo que ha contribuido a disminuir los riesgos de incidentes similares a los de Chernóbil (1986) o Fukushima (2011).
Por otro lado, los detractores enfatizan los peligros inherentes a la energía nuclear, especialmente en lo que respecta a la gestión de residuos radiactivos, que son altamente tóxicos y poseen una vida útil que se extiende por miles de años. También expresan preocupaciones sobre la posibilidad de ataques terroristas con consecuencias incalculables, accidentes catastróficos que podrían tener impactos severos en la salud pública y el medio ambiente o la incerteza de la situación bélica mundial en el que las centrales nucleares son objetivos potenciales.
Además, se argumenta que la energía nuclear implica inversiones significativas y prolongados períodos de construcción para las plantas, lo que podría retrasar su implementación en comparación con alternativas más seguras, como las energías renovables (solar y eólica).
El debate continúa, evidenciando la tensión entre la necesidad de desarrollar fuentes de energía limpias y las inquietudes respecto a los riesgos, a corto y largo plazo, asociados con la energía nuclear.