Castellón vivió en la tarde del Viernes Santo uno de los momentos más sobrecogedores de su Semana Santa: la solemne Procesión del Santo Entierro, un acto cargado de simbolismo, fe y tradición.
La plaza Mayor se convirtió en el epicentro del recogimiento y la emoción cuando las cuatro cofradías de la ciudad —Cristo de Medinaceli, Santa María Magdalena, Paz y Caridad y la Muy Ilustre Cofradía de la Sangre de Jesús , la más antigua de la ciudad— se dieron cita tras partir desde sus respectivas sedes. La imagen del Cristo de la Buena Muerte abrió el cortejo, mientras que el paso del Cristo Yacente del Santo Sepulcro, una talla que se remonta al siglo XVII, acompañado por el clero y la corporación municipal, puso el broche a una procesión marcada por la solemnidad y el respeto.
Durante cerca de dos horas, Castellón se entregó a su tradición más sentida, mostrando el valor de su patrimonio religioso y artístico en una procesión que, año tras año, sigue siendo el corazón palpitante de la Semana Santa en la capital de la Plana .“La Semana Santa de Castellón es historia, patrimonio y tradición, y también una fantástica oportunidad para descubrir nuestra ciudad, su gastronomía, ocio y cultura”, ha señalado la alcaldesa.
En el Grao, la Cofradía del Santo Sepulcro y la Cofradía dels Dolors trasladaron la solemnidad del Santo Entierro a las calles del distrito marítimo.




