Monferrer: “Sant Gregori es un proyecto de hace muchos años que tenemos que adaptar a la realidad actual”
El alcalde de Burriana destaca las inversiones y apunta a la transformación de la ciudad como puntos clave de una localidad que mira hacia el futuro
Muchas de estas inversiones necesitan el apoyo de la Generalitat Valenciana. De hecho, hemos visto últimamente muchos consellers por aquí y parece que se está moviendo mucho para obtener financiación. ¿Qué respuesta ha tenido? ¿Qué espera de la Generalitat?
Cuando me presenté, ya prometí que mi objetivo sería conseguir recursos económicos para Burriana. Con los impuestos actuales, solo mantenemos la maquinaria administrativa del Ayuntamiento, pagamos la limpieza y los servicios esenciales del pueblo. Pero es difícil que un Ayuntamiento como Burriana tenga un remanente que permita realizar inversiones que transformen la ciudad. Desde el primer día, mi tarea principal ha sido traer dinero. Hay dos vías fundamentales para conseguirlo: Europa, y por eso hemos licitado la creación de un departamento que gestione las subvenciones europeas, autonómicas y nacionales; y la segunda es la relación continúa con la Generalitat. Por eso, estoy continuamente yendo a Valencia –creo que he hecho más viajes de los que se hicieron en los ocho años anteriores- y eso ha traído también a muchos consellers para conocer de primera mano la realidad del municipio. Porque no es lo mismo contarlo que ver en primera persona, por ejemplo, una depuradora de más de 50 años que vierte toda el agua depurada al mar porque no se puede reutilizar.
La respuesta de la Generalitat y de la Diputación ha sido espectacular. Hay muchos proyectos en marcha; sólo el traslado de la depuradora son 35 millones de euros, que es la mayor inversión que nunca se ha hecho en Burriana por parte de ninguna administración. Como esa hay pactadas más, pero el impacto de la Dana me hace ser más prudente ahora mismo, porque entiendo que los presupuestos de la Generalitat tendrán que hacer algún cambio.
No haber cogido el tren de la industria en su día quizás, de cara al futuro, es una oportunidad: somos la única zona que queda libre de humos
De cara al final de la legislatura, ¿qué objetivos se marca?
Nuestro objetivo principal es la transformación de nuestra ciudad. Venimos de una larga tradición agrícola y se han dejado pasar muchos trenes. Esa Burriana rica, en la que no nos hacía falta la industria ni los turistas, ha cambiado mucho. Yo tengo una visión muy municipalista, pero también estoy convencido de que, en estos momentos, no podemos batallar solos. Tenemos que empezar a tomar conciencia de área metropolitana. No tiene ningún sentido que Burriana se dedique a competir con Vila -real, Onda, la Vall, Nules o Almassora; debemos trabajar por ser complementarios y ver qué nos hace únicos.
No haber cogido el tren de la industria en su día quizás, de cara al futuro, es una oportunidad: de toda el área metropolitana de la Plana, somos la única zona que queda libre de humos, prácticamente virgen, más en consonancia con ese futuro verde que quiere la sociedad. Esa oportunidad lo debemos aprovechar.
¿Hacia dónde debemos ir? Probablemente, hacia el turismo, pero no de masas, sino un turismo residencial, sostenible y de calidad. Porque tenemos la playa, pero también muchas otras cosas, por ejemplo, historia. Burriana es la población más antigua, con casi 2.000 años, y fue fundamental en la conquista de Valencia por Jaime I. Es un enclave histórico y, de hecho, eso es un problema cuando queremos hacer el colector y nos encontramos asentamientos judíos o fenicios. O cuando empezamos a hacer Sant Gregori y encontramos la villa romana marítima más grande de la Comunidad junto al Clot. Quiero decir que ser una ciudad histórica puede ser un problema, pero es sobre todo una oportunidad. Y ese es el trabajo que debemos hacer para transformar esta ciudad en complementaria dentro de esta futura área metropolitana.
En cuanto a Sant Gregori, ¿qué significa que lleve la gestión el Ayuntamiento?
Lo que significa es más seguridad para todos. Para los propietarios, que se encontraban en una situación muy delicada, porque el proyecto no avanzaba y, si no pagaban, no sólo les expropiaban el terreno, sino que también les embargaban las cuentas, la pensión, la nómina… Más seguridad también para los posibles inversores y para la gente que sí que quiere que esto sea una realidad, porque que el Ayuntamiento decida ir adelante con el proyecto significa que se hará. Y más seguridad, sobre todo, para que Burriana pueda hacer esa transformación que necesita. Sant Gregori es un proyecto de hace muchos años que tenemos que adaptar a la realidad actual. Si me preguntaras si yo habría diseñado Sant Gregori como está, probablemente te diría que no. Pero la realidad es que yo tenía que decidir entre una situación mala o una situación calamitosa. No hay que olvidar que, justamente dos días antes de las elecciones, llegó una sentencia que anulaba ocho años de mal trabajo de los gobiernos del Botànic. Lo que dice el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana es que, durante esos ocho años, todo lo que se hizo es ilegal y que, por lo tanto, se tiene que anular. Hemos perdido ocho años. Pero tampoco podíamos pagar el aval y ya está, porque los abogados nos dicen que, si decidiera cerrar Sant Gregori, nos enfrentaríamos a una serie de problemas judiciales y demandas patrimoniales que pueden suponer alrededor de 200 millones de euros. Esto significaría la quiebra total del Ayuntamiento de Burriana. Yo no podía decidir Sant Gregori sí o Sant Gregori no. Por obligación, tuvimos que decidir Sant Gregori sí, pero hemos intentado que pase de ser un problema a una oportunidad para Burriana.
Los propietarios, que estaban entre la espada y la pared, van a tener la oportunidad de decidir no estar en el PAI
En estos tres años, ¿veremos progresos en Sant Gregori?
Hemos vuelto a ocho años atrás y espero que no me cueste ocho años más volver a empezar las obras. Pero ¿en qué situación estamos? Hace poco, en el Pleno aprobamos la gestión directa. Por lo tanto, ya es el Ayuntamiento el que gestiona este PAI. Si no pasa nada, en breve licitaremos el nuevo plan de gestión. Yo espero que, durante este mes, ya pueda estar licitado para que, a través de un equipo multidisciplinar de ingenieros, abogados, volvamos a hacer el programa de actuación, el PAI. Cuando esté hecho, podremos saber el coste de las obras y comunicar a los propietarios qué les supondrá económicamente. La ventaja ahora es que esos propietarios, que estaban entre la espada y la pared, van a tener la oportunidad de decidir no estar en el PAI. En ese caso, recuperarán las cuotas y se subastará su parcela o la pueden vender.
Todo el mundo vuelve a tener la libertad de decidir si quiere estar o no quiere estar en Sant Gregori. Porque también hay mucha gente que quiere estar; empresas, sobre todo de urbanismo e inmobiliarias, muchas de ellas cotizadas en bolsa, que ven en Sant Gregori una de las pocas oportunidades de estar en primera línea del Mediterráneo. Y eso es algo que tenemos que poner en valor. Que hoy la gestión de Sant Gregori esté en el Ayuntamiento, a los inversores, a los propietarios, a todo el mundo, les da seguridad jurídica y garantía de que será una realidad.
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