En los últimos años, se ha intensificado la preocupación por la disminución de la Corriente del Golfo, una parte fundamental del sistema de circulación oceánica conocida como la Circulación de Vuelco Meridional del Atlántico (AMOC). Este sistema actúa como un importante regulador del clima global, especialmente en Europa, al redistribuir el calor de los trópicos hacia el Atlántico Norte.
La disminución de la Corriente del Golfo ha generado alertas en la comunidad científica. Un reciente estudio del Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático sugiere que el AMOC se encuentra cerca de un punto crítico, donde podría experimentar una transición rápida e irreversible a un estado más débil. Esta debilidad se atribuye al calentamiento global y al deshielo de las capas de hielo de Groenlandia, que aportan grandes cantidades de agua dulce al Atlántico Norte, alterando la densidad del agua y su capacidad de circulación.
En décadas recientes, el AMOC ha mostrado signos de debilitamiento, alcanzando niveles mínimos en más de mil años. Un escenario en el que la Corriente del Golfo se debilite o colapse podría provocar un enfriamiento drástico en Europa, ya que esta corriente contribuye a mantener un clima templado en la región al traer aguas cálidas desde el Caribe. Asimismo, esto podría desencadenar una «Pequeña Edad de Hielo» en Europa, con impactos significativos en otros continentes.
Además, un colapso del AMOC no solo afectaría a Europa, sino que tendría repercusiones globales, como cambios en los patrones de precipitación en África y América del Sur, aumento del nivel del mar en la costa este de Estados Unidos y la intensificación de más fenómenos climáticos extremos.
Aunque la posibilidad de una glaciación abrupta puede sonar alarmante, los científicos advierten que los cambios climáticos derivados de un colapso de la Corriente del Golfo serían complejos y difíciles de prever. Los modelos climáticos sugieren que, si bien es poco probable una glaciación global a corto plazo, los impactos en los sistemas climáticos regionales serían significativos y variados.
El estudio del Woods Hole Oceanographic Institution confirma la disminución del AMOC, pero aún se investiga la relación exacta con el cambio climático y otros factores naturales. La ciencia continúa investigando el momento y la forma en que estos cambios podrían manifestarse a gran escala.
A pesar del notorio debilitamiento del AMOC, las implicaciones exactas para el clima futuro y la velocidad de los cambios aún son inciertas. Resulta evidente que el impacto potencial en el clima global sería considerable.