El evento ‘Escala a Castelló’ ha acogido un ‘diálogo con el mar’ a bordo del pesquero de época Santa María Manuela para analizar las amenazas de los mares y de los ecosistemas marinos y buscar soluciones que eviten los puntos de no retorno
Con la cubierta del barco Santa María Manuela como escenario, y en el marco de la cita ‘Escala a Castelló’, el ciclo ‘Diálogos sin fronteras’ organizado por el festival Rototom Sunsplash y su Asociación Cultural Exodus ha unido este viernes las voces de dos expertos para planear sobre los males que azotan al mar, “el país más grande del mundo y fundamental para la existencia humana”, y buscar soluciones que frenen su deriva.
Soluciones que pasan por una “alianza” entre la ciencia “y su divulgación transversal a toda la estructura civil vinculada al mar, y sobre todo a los gobiernos, que toman decisiones” -dice Francisco Torner, director de Control de Gestión del Oceanogràfic y Doctor en Oceanografía Biológica por la Universitat de València- y una movilización de recursos e inversiones “que deberían liderar las finanzas sostenibles por las que Europa ya está apostando”, ha añadido por su parte Mª Ángeles Fernández , Catedrática de Economía Financiera en la Universitat Jaume I de Castelló y directora del Máster en Sostenibilidad y RSC.
Empoderar el valor de los océanos ha sido el punto de partida de las intervenciones de ambos ponentes en un debate moderado por el periodista Ramón Olivares, director del diario digital Castellón Plaza.
“El mar tiene un valor; un valor económico, social y ambiental”, incide Fernández . “Los océanos contribuyen al bienestar de las personas y de las sociedades, y lo hacen a través de lo que se conoce como servicios ecosistémicos: del abastecimiento, a la regulación o la generación de conocimiento”, cita por su parte Torner.
Los datos sobre el valor, en clave económica, del mar impactan, “aunque se tiene muy en cuenta la visión del valor económico de la tierra, pero no de los océanos”, añade Fernández . Y lo tiene. El foro mundial de la naturaleza ha cifrado en 24 billones de dolares en activos, sólo en bienes y servicios, el montante que genera el océano. El 2,5% del PIB del mundo lo produce el mar y más de 3.000 millones de personas dependen de su biodiversidad.
El impacto ambiental no es menor: su papel como regulador del clima es incuestionable al convertirse en sumidero de CO2. “Hasta el 70% del oxígeno viene de los océanos”, recuerda el biólogo marino.
La contaminación y la acidificación están poniendo en jaque este ecosistema, advierten ambos expertos. “La contaminación marina tiene niveles extremos y es preocupante.
En 2050 el mar tendrá más plásticos que peces. Y se une la acidificación, que hace peligrar la cadena de vida y la alimentacion que aporta el mar. El ph es cada vez más elevado y la flora y fauna no pueden vivir en mares tan ácidos. Ello se debe a toda la industrializacion de la economía y al poco control de los vertidos: se vierte al mar absolutamente todo, y un ejemplo es el Mar Menor con los plaguicidas”, detalla Mª Ángeles Fernández .
El deterioro de la calidad del agua reduce el crecimiento económico un tercio, según datos del Banco Mundial: se estima en 871.800 millones de euros (el 1,26% del PIB mundial) las pérdidas anuales. Los efectos económicos de la deriva de los mares se plasman también en la subida de su nivel, que va a impactar en pérdidas de 50.000 millones de euros en España, cita Fernández .
Ante este escenario poco halagüeño, ambos sostienen, sin embargo, que con las medidas adecuadas “aún se está a tiempo de revertir los males del mar”.
Entre las soluciones, “necesariamente la financiación es la clave, si no hay recursos no se pueden cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) ni estructurar otros modelos de negocio”, explica María Ángeles Fernández . “Para esa movilizacion de recursos tenemos las finanzas sostenibles por las que Europa está apostando, pero se necesita también movimiento hacia la financiación privada que, si se decantara hacia los retos de la agenda 2030 y el ODS 14 en concreto, que persigue conservar los océanos y usar sosteniblemente sus recursos, generaría la inversión suficiente para poder tener mares sanos”.
Aquí, dice, juega un papel crucial la llamada economía azul, que se centra en el papel de los mares como fuente económica y en la importancia de gestionar sus recursos de una forma eficiente, restaurando los ecosistemas dañados e introduciendo innovación -a través de sectores como la ingeniería, robótica o biotecnología marina- que permita un aprovechamiento sostenible en el futuro. También la emisión de bonos azules: emisiones de deuda destinadas a financiar proyectos de conservación y protección de los ecosistemas marinos.
Para Torner, una de las claves en este proceso de revertir la deriva marina se encuentra en la urgencia de promover el conocimiento de los mares. “Es primario, y ello afecta al poco cuidado y a la falta de valor que les damos. Hay que buscar la fórmula para visualizar la naturaleza desde una perspectiva económica, que evidencie que el planeta es finito”, dice.
“A todos nos afecta el estado de los océanos, y en todos reside la solución, tanto a nivel de personas individuales como de sociedades, áreas de conocimiento y sectores socioeconómicos. Las cosas salen adelante cuando intervienen todos estos actores”, añade. Pero antes de promover toda la investigación realizada sobre el valor de estos ecosistemas y “su impacto en nuestro día a día”, hay que ordenarla, “para evitar que el sobrecoste de la investigación se solape”. “Sólo en base al conocimiento seremos capaces de poder prevenir lo que nos puede venir”, concluye.
Los vídeos de las sesiones del ciclo ‘Diálogos sin fronteras’ pueden visualizarse en el siguiente ENLACE del canal de YouTube de Exodus.