Rubén Solera, flamante campeón de España de Wushu Tradicional en el campeonato celebrado el pasado fin de semana en Vila -real, visitó la redacción de revista POBLE y nos contó la experiencia vivida durante la intensa competición nacional que albergó la localidad.
Vicent Ortells Gil
Rubén comienza contándonos que “la verdad es que estoy muy contento, el pabellón Sebastián Mora se llenó por completo durante todo el campeonato y el resultado es muy satisfactorio, tanto a nivel competitivo como organizativo. La organización es muy compleja, con todo lo que implica en cuanto a gestión de arbitrajes, listados e intentar que todo salga bien y que todos los atletas sepan siempre dónde ir en cada momento. Ha sido complicado pero con un resultado final óptimo”, dice orgulloso.
A cerca de la participación nos cuenta que “han sido un total de 370 participantes, clasificados para este campeonato mediante una preselección anterior, llegados desde todos los puntos de España, concretamente desde 10 comunidades diferentes”, apunta.
A nivel puramente personal confiesa mostrarse “muy contento, he conseguido dos medallas de oro, en Taolu de Mano Vacía y en Mano Larga, y una de plata en Taolu de Arma Corta, en esta por detrás de Bruno Palop, uno de mis discípulos. Resulta muy satisfactorio ver a atletas que han aprendido contigo verles crecer y superarse”, incide.
En cuanto al nivel demostrado por los atletas participantes el campeón afirma que “el nivel diría que ha sido medio-alto. Las nuevas generaciones han llegado con fuerza y se han preparado fuertemente para este campeonato, un campeonato exigente, con mucha participación y de un nivel muy intenso. Vemos que la gente, los atletas, han absorbido muy bien la experiencia que enseñamos quienes tenemos la oportunidad de viajar fuera, a Hong Kong, Taiwan o China, que es donde verdaderamente está la élite. Esto es, en verdad, una novedad, y los resultados son muy buenos”, afirma.








Hablamos de la cuestión meramente logística y organizativa. “En cuanto al soporte institucional se puede dar un paso más. Estoy contento con mi trabajo y con toda la gente que ha apoyado la organización. Agradecemos también la visita del concejal de deportes, Xus Madrigal, pero desde la parte institucional, que es vital también para la credibilidad, me hace falta un poco más de apoyo. Es cierto que tenemos detrás a organizaciones como el Instituto Confucio de la Universitat de Valencia, con su presidente Vicent Andreu a la cabeza, pero necesitamos más apoyo institucional por todo lo que esto implica. En Italia, por ejemplo, el Wushu está muy reconocido a nivel institucional, o en Francia, y no digamos ya en China en donde es el deporte oficial por excelencia. También en Rusia, que posee el Wushu Palace, un pabellón exclusivo para practicar el Wushu”, comenta.
Le pedimos que nos aclare, para los neófitos, la diferencia entre y Wushu y el Kung-Fu. “El nombre deportivo reconocido en China es Wushu, que significa ‘arte de guerra’, digamos que es la marcialidad del Kung-Fu, pero como modalidad deportiva. Luego dentro podemos encontrar diferentes estilos o categorías, hasta el Taichí podría formar parte de una de estas categorías. Por otro lado, la parte más tradicional es lo que comúnmente conocemos como Kung-Fu, pero en el aspecto meramente deportivo le llamamos Wushu”, detalla.
En cuanto al futuro y los próximos proyectos Rubén explica que “hasta la pandemia todos los años organizaba el campeonato internacional, y eventos deportivos y culturales anuales que sirven para difundir la cultura china, tanto en la parte deportiva como en la cultural o del folclore. Ahora tenemos como proyecto más inmediato el campeonato autonómico, a finales de enero o principios de febrero. También quieren que hagamos un campeonato internacional del Mediterráneo. Se ve que hacemos las cosas bien, y tenemos experiencia en ello, y por eso nos buscan, pero lo cierto es que tengo ganas de salir a competir fuera, internacionalmente. Quiero competir en los europeos y llegar a los mundiales. A pesar de tener 41 años quiero estar a tope”, enfatiza.
Y en cuanto a los retos que están por venir Solera ya se prepara para repetir en una gran aventura. “Ya estoy inscrito otra vez en la Transgrancanaria, en la modalidad ultra. Es algo muy duro pero vale la pena. Al final trabajas todo el año dentro de una sala, en un tatami, y deseas salir. Yo amo el deporte de montaña y el del mar, pero la montaña para mí tiene algo especial. En montaña entro en un ritual propio, equilibro mi mente y gestiono la manera de eliminar el pensamiento negativo. Es una forma de liberar esa carga diaria, transformas lo que es el rendimiento del sufrimiento y la fatiga y te dices a ti mismo ‘se puede’, y sigues adelante”, confiesa.
Como otras pruebas de gran esfuerzo y sacrificio, tal y como explica Rubén Solera, al final es la lucha contra uno mismo. “En definitiva es la superación. En la parte del tatami ya tengo trabajada esa superación, y la fuerza de voluntad aumenta, pero en la montaña llegas a ese mismo sitio pero de otra manera. Así también rompo mi zona de confort. Describir la parte emocional es complicado, hay que sentirlo. Cuando vuelves estas preparado para lo que sea en la vida. Eso sí, requiere de mucho entrenamiento y preparación, subiendo y bajando rampas en Vilavella y sumando kilómetros de intensidad y entrenamiento, llegando a las 5-8 horas diarias, porque hay que estar preparado para cualquier cosa que pueda pasar. Lo importante es resistir y perseverar”, concluye.