Apenas las temperaturas comienzan a variar ligeramente algunos animales, especialmente aves, se preparan para la llegada de las bajas temperaturas y proceden al éxodo, al largo viaje que les llevará hasta tierras más cálidas.

Uno de estos animales es la cigüeña. Aprovechan las horas de luz solar para volar y, de vez en cuando, tomarse algún pequeño descanso. Normalmente, a última hora de la tarde pausan su trayecto y, en grandes grupos, se preparan para pasar la noche, normalmente en la cúspide de altos edificios, torres, campanarios…
A la mañana siguiente retoman el viaje y parten, de nuevo, hacia su destino final.
Una de estas paradas “técnicas” se produjo ayer mismo en la localidad de Onda, dando paso a la toma de fotografías curiosas e impactantes de un paisaje tamizado de cigüeñas. Un hecho que, no por ser normal, sigue sorprendiéndonos cuando lo podemos llegar a presenciar en vivo.