Si hay una ciudad en el mundo que te pueda enamorar, es Roma. Todo en ella es historia, desde el Grandioso Imperio Romano (que supo captar la esencia y sabiduría de los Griegos), a salir de la “Oscuridad de la Edad Media”, con un esplendoroso Renacimiento.
Por ello su legado, impregna y pervive en esta ciudad y los viajeros del mundo, tienen una cita con Italia y con Roma, su capital.
La visité por primera vez con mis hijos pre-adolescentes en los años 80. Fue un viaje en coche, cansado pero increíble, bordeando el Mediterráneo: Vila -real, Barcelona, Mónaco, Génova, Livorno y Roma.
Desde entonces he estado muchas veces en Italia y, por supuesto, en Roma. Tengo al respecto cuatro Bendiciones papales: dos de Juan Pablo II, una de Benedito XVI (el breve), y la última del Papa Francisco , la última Navidad antes del COVID. Por ello voy servida de Indulgencias Plenarias, cuando tenga que rendir cuentas a San Pedro .
Roma nunca defrauda, se dice que está sucia, pero ¿cómo mantenerla limpia? Los millones de turistas que la visitan, la viven en sus calles, el clima y su ambiente, lo propician.
- El vuelo: de Valencia al aeropuerto romano de Fiumucino son, aproximadamente, 2 horas. A la llegada, tren a la estación de Roma Termini, o un taxi.
- El clima: muy calurosa en julio y agosto y más fría que Vila -real los meses invernales.
- Hoteles: es una lotería, porque te informas, crees que estarán bien, pero al llegar no convencen.
Cuando íbamos en plan familiar, y coche, nos alojábamos en una residencia de religiosas (Operarias, Oblatas o Angélicas) todas ellas en la Vía Aurelia, camino del Vaticano. Era un alojamiento austero, muy limpio (así son las monjitas), pero con normas de comportamiento.





Los hoteles de lujo son muy caros, el último que estuve el Meliá Villa Agripina, al lado del Vaticano, lo era. Sin embargo, la misma cadena tiene un Meliá Roma Antica, a las afueras de Roma, de precio conveniente, y con un autobús cada hora que te deja en el centro.
- Que no puedes dejar de visitar
- De la época romana: el Foro Romano, el Coliseo, los Mercados de Trajano… (todo esto muy cerca unos de otros y de agradable paseo). El Panteón de Agripa y la Bocca de la Verita (confirmad si sois mentirosos).
- De la época Renacentista: Plaza Nabonna desde allí callejeando y con indicaciones a la Fontana de Trevi, (echad la moneda, si queréis volver).
- La Plaza de España, subid sus escalinatas, contemplad, y relajaros comprando, si os apetece, en Via Condotti, que la tenéis en frente. El puente de Sant Angelo, que cruza el rio Tíber, y lleva al Castillo circular del mismo nombre.
- La Ciudad del Vaticano: Necesitas un día completo si quieres visitar la Capilla Sixtina y las estancias del Palacio Papal. Entrar en la Basílica y contemplar la, para mí, escultura más bella de Miguel Ángel, la Pieta. Pasear la Plaza de San Pedro y si puedes a la hora del Ángelus.
Y si os queda tiempo, visitar las otras basílicas mayores de Roma.
- Para momentos relajantes: trasládate al Trastevere, el barrio bohemio romano, con sus cervecerías, restaurantes y tiendecitas artesanales. A mí me gusta al atardecer y quedarme a cenar. Haz una visita a la pequeña iglesia Santa María del Trastevere.
Villa Borghese, si te gustan los jardines.
El Vittorino, se ve desde muchos sitios por su altura (monte Capitolino) y la blancura y escalinatas de este monumento.
Pero Roma no puede resumirse en este artículo. Hay tanto, …
- Restaurantes y comida: No vais a pasar hambre, os lo aseguro. Es como en España, pero a la italiana. Su comida me encanta (su verduras, pasta, pizzas, helados, café,…)
Es un viaje agradable y con experiencias positivas. La ciudad emana “buen rollo”. Y esto, unido a contemplarla y vivirla, bien comidos y bien bebidos, es un plus para un viaje de cuatro – cinco días.
Ciao, amigos!