Diversos consumidores avisan y denuncian que las botellas de lejía que están siendo vendidas en establecimientos contienen un elevado porcentaje de agua y casi no cuentan con la proporción correcta de hipoclorito de sodio que es el compuesto químico, cuya disolución en agua es conocida como lejía. Los clientes advierten que al abrir la botella no desprende el típico olor fuerte que caracteriza al oxidante que suele utilizarse como desinfectante.