La situación del rey emérito pasa por una posición delicada. Atrás quedan los años en los que su figura era ensalzada, ahora es denostada
La investigación de la Fiscalía suiza por presunto blanqueo de capital, su relación amorosa con la empresaria alemana de origen danés, Corinna zu Zayn-Wittgenstein, y las posibles amenazas del CNI a Corinna intentando que silenciara su profundo conocimiento de algunos de los asuntos en los que está involucrado el exmonarca han saltado definitivamente a la luz provocando un huracán que, de no ser por la crisis sanitaria relacionado con el coronavirus, sería noticia de portada exclusiva en todos los medios.
Paralelamente su hijo, el rey Felipe VI, con el escándalo ya a las puertas decidió recientemente realizar un comunicado oficial en el que renuncia a la herencia de su padre que personalmente le pudiera corresponder. Así mismo, el monarca anunciaba en el mismo comunicado que el rey emérito dejará de percibir la cantidad que tiene asignada en los presupuestos de la Casa Real.
La Audiencia Nacional ha solicitado a Suiza la información de la investigación que está llevando a cabo sobre las cuentas en ese país. Las donaciones sospechosas de Arabia Saudí y las comisiones ilegales en la concesión del AVE a La Meca son, además, asuntos que sobrevuelan también sobre la cabeza de Juan Carlos I. Saber cómo se resolverán todas estas circunstancias es cuestión de tiempo.
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